sábado, 24 de junio de 2017

Biografía de Ray Bradbury


Ray Bradbury

Resultado de imagen para ray bradbury frases(Ray Douglas Bradbury; Waukenaun, Illinois, 1920 - Los Ángeles, California, 2012) Novelista y cuentista estadounidense conocido principalmente por sus libros de ciencia ficción.
Alcanzó la fama con la recopilación de sus mejores relatos en el volumen Crónicas marcianas (1950), que obtuvieron un gran éxito y le abrieron las puertas de prestigiosas revistas. Se trata de narraciones que podrían calificarse de poéticas más que de científicas, en las que lleva a cabo una crítica de la sociedad y la cultura actual, amenazadas por un futuro tecnocratizado. En 1953 publicó su primera novela, Fahrenheit 451, que obtuvo también un éxito importante y fue llevada al cine por François Truffaut. En ella puso de manifiesto el poder de los medios de comunicación y el excesivo conformismo que domina la sociedad.

Biografía

Ray Bradbury se graduó en la escuela secundaria en 1938, y se ganó la vida como vendedor de periódicos hasta 1942. Comenzó a escribir desde niño, pero publicó su primera historia en 1938, en una revista de aficionados. Adquirió la certeza de lo que sería su estilo cuando compuso The Lake.
En 1943 dejó el trabajo de vendedor de periódicos y se dedicó a escribir a tiempo completo, publicando en diversos medios numerosos relatos breves, hasta que en 1950, con la aparición de Crónicas marcianas, comenzó su ascendente fama literaria. En sus páginas, que relatan los intentos de los terrestres por colonizar el planeta Marte, se reflejan las angustias y ansiedades que existían en la sociedad norteamericana de la década de los cincuenta, ante el peligro de una guerra nuclear.
Considerados un clásico de la ciencia ficción, este conjunto de relatos interdependientes recoge no sólo las vicisitudes de la colonización del planeta Marte sino también la caída de su civilización, abarcando un período comprendido entre 1999 y 2026. Los marcianos poseen notables poderes telepáticos, lo que causa graves contratiempos a las tres primeras expediciones. La cuarta aporta al planeta la varicela, que contagia a los indígenas y acaba con su resistencia.
A continuación, se desarrolla la obra colonizadora, que aporta al planeta los aspectos más negativos de la cultura occidental. Sólo un mexicano, que conserva las esencias de su cultura indígena, consigue establecer una auténtica comunicación con un marciano que, a su vez, es depositario de las tradiciones desplazadas por la hegemonía de los colonizadores. Éstos han degradado a tal punto la civilización autóctona que en uno de los relatos un marciano utiliza sus poderes telepáticos para divertir a los nuevos amos adoptando las personalidades que le solicitan. También los negros estadounidenses establecen asentamientos para huir de la discriminación. Finalmente, el planeta casi se despuebla porque una amenaza bélica en la Tierra induce a los colonos a regresar. Los pocos que permanecen en Marte se convierten en los "nuevos" marcianos.
En 1951 publicó uno de sus libros mayores, El hombre ilustrado, compuesto por varios relatos de naturaleza fantástica, y dos años más tarde otro de los más representativos, Fahrenheit 451 (título que alude a la temperatura en que los libros empiezan a arder). Fahrenheit 451 narra la historia de una ciudad del futuro dominada por los medios audiovisuales, en la que se acosa el individualismo, están prohibidos los libros, y los bomberos, brazos ejecutores de un Estado totalitario, son los encargados de quemarlos. Al margen de la sociedad, un grupo de hombres recluidos en los bosques decide memorizar textos enteros de filosofía y literatura para preservar la cultura.

Fotogramas de Fahrenheit 451, de François Truffaut



Esta fábula moralizante ha sido considerada como una gran obra antiutópica y acaso premonitoria, y fue llevada al cine por François Truffaut. En el relato de Bradbury se exponen de forma minuciosa las razones de la prohibición de los libros en boca del jefe de bomberos, Guy Montag. Frente a sus argumentos se expone el punto de vista de un profesor que aconseja a Montag y que pone de relieve las características positivas de la lectura. De este modo se desarrolla una reflexión que se enriquece con referencias a los clásicos.
Bradbury advierte de los peligros y las amenazas que incumben a una sociedad enteramente automatizada, olvidada de los valores tradicionales de la cultura, y próxima al exterminio atómico. Consigue climas sardónicamente alucinantes en cuentos como There will come soft rains (1950), donde una casa robotizada prosigue realizando los movimientos programados, en un mundo carente ya de vida, hasta su postrer quema liberadora, o en The Veldt (1950), donde otra casa automatizada, casi dotada de vida propia, masacra, con la complicidad de los niños, a los padres de éstos.
Pero Bradbury no sólo cultivó la ciencia ficción y la literatura de corte fantástico, sino que escribió también libros realistas e incluso incursionó en el relato policial. Su prosa se caracteriza por la universalidad, como si no le importara tanto perfeccionar un género como escribir acerca de la condición humana y su temática, a través de un estilo poético.
Precisamente por este rasgo algunos críticos no lo consideran un escritor de ciencia ficción como tal y les resulta difícil catalogarlo en uno u otro campo de la literatura. Como ejemplo de ello suelen citarse relatos breves, muy sutiles y tiernos, como Casa dividida y El robo del siglo, o la poética novela El vino del estío. Además del problema de una guerra atómica, de la censura en un mundo por venir y del peligro implícito en las técnicas y la ciencia, trató temas más cotidianos como el racismo, el miedo a la muerte, el amor y la infancia.
Escribió también guiones de cine, como el de la película Moby Dick, de John Huston, así como guiones para series televisivas como Alfred Hitchcock presenta y La dimensión desconocida. En 1963 se publicaron sus obras teatrales, reunidas bajo el título The Anthem Sprinters. Sus relatos cortos han sido incluidos en más de 700 antologías. Aparte de los mencionados, son también muy conocidos títulos como El árbol de las brujas o Cementerio para lunáticos.

Ciencia ficción y cortometraje

"El regalo", de Ray Bradbury


El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo que el niño realizaría por el espacio, su primer viaje en cohete, y deseaban que fuera lo más agradable posible. Cuando en la aduana los obligaron a dejar el regalo porque excedía el peso máximo por pocas onzas, al igual que el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban algo muy importante para celebrar esa fiesta. El niño esperaba a sus padres en la terminal. Cuando estos llegaron, murmuraban algo contra los oficiales interplanetarios.
-¿Qué haremos?
-Nada, ¿qué podemos hacer?
-¡Al niño le hacía tanta ilusión el árbol!
La sirena aulló, y los pasajeros fueron hacia el cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar. El niño iba entre ellos, pálido y silencioso.
-Ya se me ocurrirá algo -dijo el padre.
-¿Qué…? -preguntó el niño.
El cohete despegó y se lanzó hacia arriba al espacio oscuro. Lanzó una estela de fuego y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, para dirigirse a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Los pasajeros durmieron durante el resto del primer “día”. Cerca de medianoche, hora terráquea según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y dijo:
-Quiero mirar por el ojo de buey.
-Todavía no -dijo el padre-. Más tarde.
-Quiero ver dónde estamos y a dónde vamos.
-Espera un poco -dijo el padre.
El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y a otro, pensando en la fiesta de Navidad, en los regalos y en el árbol con sus velas blancas que había tenido que dejar en la aduana. Al fin creyó haber encontrado una idea que, si daba resultado, haría que el viaje fuera feliz y maravilloso.
-Hijo mío -dijo-, dentro de medía hora será Navidad.
-Oh -dijo la madre, consternada; había esperado que de algún modo el niño lo olvidaría. El rostro del pequeño se iluminó; le temblaron los labios.
-Sí, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometieron.
-Sí, sí. todo eso y mucho más -dijo el padre.
-Pero… -empezó a decir la madre.
-Sí -dijo el padre-. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo pronto.
Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.
-Ya es casi la hora.
-¿Me prestas tu reloj? -preguntó el niño.
El padre le prestó su reloj. El niño lo sostuvo entre los dedos mientras el resto de la hora se extinguía en el fuego, el silencio y el imperceptible movimiento del cohete.
-¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?
-Ven, vamos a verlo -dijo el padre, y tomó al niño de la mano.
Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía.
-No entiendo.
-Ya lo entenderás -dijo el padre-. Hemos llegado.
Se detuvieron frente a una puerta cerrada que daba a una cabina. El padre llamó tres veces y luego dos, empleando un código. La puerta se abrió, llegó luz desde la cabina, y se oyó un murmullo de voces.
-Entra, hijo.
-Está oscuro.
-No tengas miedo, te llevaré de la mano. Entra, mamá.
Entraron en el cuarto y la puerta se cerró; el cuarto realmente estaba muy oscuro. Ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, una ventana de metro y medio de alto por dos de ancho, por la cual podían ver el espacio. El niño se quedó sin aliento, maravillado. Detrás, el padre y la madre contemplaron el espectáculo, y entonces, en la oscuridad del cuarto, varias personas se pusieron a cantar.
-Feliz Navidad, hijo -dijo el padre.
Resonaron los viejos y familiares villancicos; el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el frío vidrio del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, simplemente mirando el espacio, la noche profunda y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas.
FIN




En la conversación, sostener el tema, realizar aportes que se ajusten al contenido y al propósito.
- Opiniones por parte de los alumnos en cuanto al género de ciencia ficción, sus visiones y las relaciones.
- Opinión de los alumnos sobre éste género. El significado de ciencia ficción desde la visión de un adolescente.
- Debatir sobre los posibles temas que elegirían para realizar una narración del género.
- Fundamentar sobre las elecciones.
- Realizar un microcuento de ciencia ficción.
- Trabajar en grupo la realización de un afiche explicando qué es y qué características tiene el cuento de ciencia ficción, para exponer en el salón.
- Reflexionar y concientizar por medio del cortometraje animado. Debate oral de diferentes temas que podrían tratar en un corto de ciencia ficción, por qué, para qué y para quiénes iría dirigido su corto, si debieran optar por hacer uno.

Cortometraje animado

Concepto

Un "cortometraje", o coloquialmente un corto, es una producción audiovisual cinematográfica de un máximo de ´30 minutos. Los géneros de los cortometrajes abarcan los mismos tipos que los de las producciones de mayor duración, pero debido a su coste menor se suelen usar para tratar temas menos comerciales o en los que el autor tiene una total libertad creativa. 

Se pueden trabajar los tipos de planos y posición de la cámara

Tipos de planos y posición de la cámara



Los cortometrajes que se trabajaron fueron los siguientes:


Estos cortometrajes se trabajan reflexionando sobre los temas que tratan. Por ejemplo, podemos hablar sobre como es tomado el papel del robot en diferentes situaciones, que algunos optan por hacerlos con sentimientos, con una visión más allá de su naturaleza, ayudar al ser humano por ejemplo, o reaccionar por ellos con sentimientos, realizar acciones para las cuales no fueron programados. 
También, que identifiquen que siempre puede haber alguien que piensa diferente y que eso no lo hace malo o raro, todos tenemos derecho a expresarnos, a realizar o actuar según nos dicte nuestra conciencia y corazón, y que nos sirva para hacer el bien. 
Y muchos otros temas que puedan ir surgiendo en la clase, en cuanto a las necesidades que presenten los chicos. 

"La sonrisa", de Ray Bradbury

Se trabaja con los alumnos dos cuentos de ciencia ficción: "La sonrisa" y "El regalo", de Ray Bradbury.

"La sonrisa", de Ray Bradbury 

La cola se ordenó en la plaza del pueblo a las cinco de la mañana, cuando los gallos cantaban en los lejanos campos cercados y no había fuegos. En todas partes, entre los edificios ruinosos, había, al principio, restos de bruma, pero ahora se disipaba ya, con la nueva luz de las siete. Camino abajo, en parejas y tríos, se reunía cada vez más gente para el día de mercado, el día del festival.
El niño estaba inmediatamente detrás de dos hombres que hablaban en el aire claro, y las voces parecían más altas a causa del frío. El niño saltaba sobre un pie y otro pie y se soplaba las manos agrietadas y rojas, y observaba las ropas sucias de los hombres y la larga fila de hombres y mujeres.
 — Eh, chico, ¿qué haces levantado tan temprano? — dijo el hombre que estaba detrás.
 — Estoy en la cola — dijo el chico.
 — ¿Por qué no te haces humo y dejas tu sitio a alguien que sepa?
 — No lo molestes al chico — dijo el hombre que estaba adelante, volviéndose de pronto.
 — Era una broma. — El hombre de atrás puso la mano sobre la cabeza del niño. El niño se apartó fríamente. — Sólo que me pareció raro, un chico levantado tan temprano.
 — Este chico entiende de arte, no lo olvides — dijo el defensor del niño, un hombre llamado Grigsby — . ¿Cómo te llamas, muchacho?
 — Tom.
 — Tom va a escupir como Dios manda, ¿verdad, Tom?
 — ¡Claro que sí!
La risa corrió por la fila.
Más adelante, un hombre vendía tazas resquebrajadas de café caliente. Tom miró y vio la pequeña hoguera y el brebaje que hervía en una olla oxidada. No era café en realidad. Lo hacían con unas bayas de los prados, y lo vendían a un penique la taza, para calentar los estómagos; pero no eran muchos los que compraban, no muchos tenían dinero.
Tom miró hacia el frente, hacia la cabeza de la fila, más allá de una combada pared de piedra.
 — Dicen que sonríe — comentó.
 — Ay, y cómo sonríe — dijo Grigsby.
 — Dicen que está hecha de aceite y tela.
 — Cierto. Y por eso pienso que no es el original. El original, he oído decir, fue pintado sobre madera hace mucho tiempo.
 — Dicen que tiene cuatro siglos.
 — Tal vez más. Nadie sabe en verdad en qué año estamos.
 — ¡2061!
 — Sí, eso dicen, chico. Mienten. Podría ser también el año 30000 5000. Durante un tiempo todo fue aquí muy confuso. Sólo nos quedan restos y pedazos..
Arrastraron los pies sobre el empedrado frío.
 — ¿Cuánto tendremos que esperar para verla? — preguntó Tom, inquieto.
 — Unos pocos minutos. La pondrán entre cuatro postes de bronce y cordeles de terciopelo, todo para mantener alejada a la gente. Y atención, Tom, piedras no; no permiten que le tiren piedras.
 — Sí, señor. El sol ascendía en el cielo, calentando el aire, y los hombres se sacaron los abrigos sucios y los sombreros grasientos.
 — ¿Por qué estamos todos aquí en fila? –preguntó por último Tom — . ¿Por qué venimos a escupir?
Grigsby no se volvió, y examinó el sol.
 — Bueno, Tom, hay muchas razones. — Buscó distraídamente en un bolsillo desaparecido tiempo atrás un cigarrillo que no estaba allí. Tom había visto ese movimiento un millón de veces. — Mira, Tom, es el odio. El odio al pasado. Piensa, Tom. Las bombas, las ciudades destruidas, los caminos como piezas de rompecabezas, los trigales radiactivos que brillan de noche. ¿No es algo tremendo?
 — Sí, señor, creo que sí.
 — Así es, Tom. Odias siempre lo que golpea y te destruye. Es la naturaleza humana. Inconsciente, quizá, pero naturaleza humana al fin.
 — Odiarnos casi todas las cosas — dijo Tom.
 — ¡Claro ! Toda esa gentuza del pasado que gobernaba el mundo. Y aquí estamos, un jueves por la mañana, con las tripas pegadas a los huesos, muertos de frío, viviendo en cuevas y otros agujeros semejantes, sin cigarrillos, sin bebidas, sin nada excepto estos festivales, Tom, nuestros festivales.
Tom recordó los festivales de los últimos años. El año en que rompieron todos los libros en la plaza y los quemaron y la gente estaba borracha y alegre. Y el festival de la ciencia del mes anterior cuando arrastraron el último automóvil y echaron suertes y todos los que ganaban tenían derecho a darle un mazazo al automóvil.
 — ¿Si recuerdo, Tom, si recuerdo? Cómo no recordarlo, si a mí me tocó hacer añicos el parabrisas, ¿oyes? ¡Y qué ruido maravilloso, oh Dios! ¡Crash!
Tom oyó cómo el vidrio caía en brillantes montones.
 — Y Bill Henderson, a él le tocó romper el motor. Oh, hizo un buen trabajo, Bill es un hombre eficiente. ¡Bam! Pero lo mejor de todo — rememoró Grigsby — fue aquella vez que destruyeron una fábrica donde intentaban aún producir aeroplanos. Dios, cómo voló por el aire y qué felices nos sentimos. Y después descubrimos esa fábrica de papel de diario y el depósito de municiones y volarnos todo al mismo tiempo. ¿Entiendes, Tom?
Tom reflexionaba, perplejo.
 — Creo que sí.
Era pleno mediodía. Ahora los olores de la ciudad en ruinas apestaban el aire caliente y unas cosas reptaban entre los edificios desmoronados.
 — ¿No volverá nunca, señor?
 — ¿Qué? ¿La civilización? Nadie la quiere. ¡No yo, al menos!
 — Yo podría soportar una pequeña parte — dijo un hombre detrás de otro hombre — . Había algunas cosas hermosas.
 — No se haga mala sangre — gritó Grigsby — . No hay ninguna posibilidad, además.
 — Ah — dijo el hombre detrás de otro hombre — Alguien aparecerá algún día, alguien con imaginación, y la reconstruirá. Recuerde lo que le digo. Alguien que tenga corazón.
 — No — dijo Grigsby.
 — Yo digo que sí. Alguien que tenga un alma para las cosas hermosas. Podría devolvemos una especie de civilización limitada, donde sería posible la paz.
 — Lo primero que habrá será una guerra.
 — Pero quizá la próxima vez sea distinto.
Habían llegado al fin a la plaza principal. Lejos, un hombre a caballo venía hacia el pueblo. Llevaba en la mano una hoja de papel. En el centro de la plaza estaba el área cercada por las cuerdas. Tom, Grigsby y los demás juntaban saliva y avanzaban, avanzaban preparados y listos, con los ojos muy abiertos. Tom sintió el corazón que le latía con fuerza, excitado, y la tierra caliente bajo los pies desnudos.
 — Ahora, Tom, al vuelo.
Cuatro policías estaban de pie en las esquinas de la zona cercada, cuatro hombres con aros de cuerda amarilla en las muñecas, y que tenían autoridad sobre los otros. Estaban allí para evitar que arrojasen piedras.
 — Así — dijo Grigsby a último momento — todo el mundo siente que tiene su oportunidad, ¿ves, Tom? Vamos, ahora.
Tom se detuvo frente al cuadro y lo miró largo rato.
 — ¡Tom, escupe!
El chico tenía la boca seca.
 — ¡Vamos, Tom! ¡Adelante!
 — Pero — dijo Tom, lentamente — es tan hermosa.
 — Vamos, ¡ yo escupiré por ti !
Grigsby escupió y el proyectil voló a la luz del sol. La mujer del retrato sonreía a Tom serenamente, secretamente, y Tom la miraba con el corazón palpitante, y una especie de música en los oídos.
 — Es hermosa — dijo.
 — Vamos, adelante, antes que la policía...
 — ¡Atención!
Los hombres y las mujeres que le gritaban a Tom, porque no avanzaba, se volvieron hacia el jinete.
 — ¿Cómo la llaman, señor? — preguntó Tom, en voz baja.
 — ¿Al cuadro? Mona Lisa, Tom, creo. Sí, Mona Lisa.
 — Atención, una proclama — dijo el jinete — . Las autoridades decretan que a partir del mediodía de hoy el retrato que está en la plaza será entregado a manos del pueblo, para que todos participen en la destrucción de...
Tom apenas tuvo tiempo de gritar antes que la multitud lo arrastrase, voceando y golpeando, hacia el retrato. Se oyó el rasguido de una tela. La policía escapó. La multitud aullaba ahora. Las manos de los hombres eran como pájaros hambrientos que picoteaban el retrato. Tom se sintió lanzado contra la tela rota. Tendió la mano, imitando ciegamente a los otros, tomó una punta de la tela pintada, tironeó, sintió que la tela cedía, y cayó, y rodó entre puntapiés. Ensangrentado, la ropa hecha jirones, vio a las viejas que masticaban trozos de tela, los hombres que destrozaban el marco, pateaban el cuadro y lo reducían a confeti.
Sólo Tom permanecía aparte, silencioso en el movimiento de la plaza. Se miró la mano, y apretó el trozo de tela contra el pecho.
 — Eh, Tom, ¡aquí! — gritó Grigsby.
Tom, sollozando, echó a correr. Corrió trepando y bajando por los cráteres de las bombas, y llegó a un campo, vadeó un arroyo, sin mirar atrás, con el puño apretado bajo la chaqueta.
Al atardecer cruzó la aldea. A las nueve llegó ala casa ruinosa de la granja. Del otro lado, en el silo, en la parte que aún se mantenía en pie, cubierta de lonas, oyó los ruidos del sueño, la familia, la madre, el padre y el hermano. Se escurrió por la puertita rápidamente, silenciosamente, y se tendió, jadeando.
 — ¿Tom? — preguntó la madre en la oscuridad.
 — Sí.
 — ¿Dónde estuviste? — rezongó el padre — . Ya arreglaremos cuentas mañana.
Alguien le lanzó un puntapié a Tom. El hermano, que se había quedado trabajando la pequeña parcela de tierra.
 — Duérmete — gritó la madre, débilmente.
Otro puntapié.
Tom, acostado, recobró el aliento. Tenía la mano contra el pecho, apretada, apretada. Se quedó así, en el silencio, inmóvil, media hora, con los ojos cerrados.
De pronto notó algo, y era una luz fría y blanca. La luna subía y el rectángulo de luz se movía en el silo y trepaba lentamente por el cuerpo de Tom. Entonces, sólo entonces, aflojó la mano. Lenta, cautelosamente, escuchando a los que dormían alrededor, Tom alzó la mano. Vaciló, contuvo el aliento, y entonces, poco apoco, abrió la mano y desarrugó el trozo diminuto de tela pintada.
Todo el mundo dormía a la luz de la luna.
Y allí, en la mano, estaba la Sonrisa.
La miró a la blanca lumbre del cielo de medianoche. y pensó, una y otra vez, silenciosamente, la Sonrisa, la hermosa Sonrisa.
La veía aún una hora más tarde, aún después de plegarla y esconderla cuidadosamente. Cerró los ojos y la Sonrisa estaba allí en la oscuridad. Y seguía estando allí, cálida y dulce, cuando se durmió y el mundo calló y la luna navegó subiendo, y descendió por el cielo frío a la luz de la mañana.
                                                    Ray Bradbury

Luego se realiza un comentario oral sobre el cuento y el género al que pertenece: ¿Qué sucede en el cuento? ¿Por qué creen que pertenece a este género? Se charla sobre como piensan y actúan los personajes y cuáles son las diferentes reacciones.
Se realizan actividades de comprensión e interpretación, :  
  1. ¿Qué sucede con ese mundo al que pertenece Tom? ¿Él actúa y siente igual que el resto de los hombres? Justificar.
  2. Los adultos, antes de la época en la que transcurre esta historia, ¿vivían en un mundo parecido al nuestro? Justificar.
  3. ¿Estos adultos están de acuerdo entre sí? ¿Aprecian el valor de la obra de arte? ¿Cómo reaccionan? 
  4. ¿Y Tom? ¿Por qué se va corriendo?
  5. ¿Por qué Tom en vez de destruir la pintura toma un pedazo y se lo guarda?
  6. ¿El futuro se presenta como un mundo ideal en el que los avances tecnológicos y científicos son protagonistas? Justificar.

Como última actividad se propone que realicen un texto teniendo en cuenta la siguiente consigna:

  1. ¿Qué creen que simboliza la Sonrisa para que Tom pase una hora contemplándola? Elijan algunas de las opciones y realicen un texto breve donde se refleje ese sentimiento en el personaje, qué es lo que espera para ese mundo en cual vive y para su vida. 
  • Alegría
  • Esperanza
  • Fatalidad
  • Tranquilidad
También se puede trabajar en relación con otros lenguajes artísticos, la pintura, cine y música. 
Mostrarle a los alumnos una imagen de "La Gioconda", de Leonardo da Vinci, comentar qué ven o siente al mirar la pintura y si creen que es lo mismo que pudo haber sentido Tom al verla. 
También reflexionar sobre la letra de la canción  "Listen To Your Heart", en un montage realizado con la película "La sonrisa de Mona Lisa". 





Ciencia ficción


El cuento de Ciencia ficción 

"La ciencia ficción es la rama de la literatura que trata sobre las respuestas humanas
 a los cambios en el nivel de la ciencia y la tecnología".
Isaac Asimov

Los cuentos de ciencia ficción refieren como algo posible hechos extraordinarios o sorprendentes, vinculados con los descubrimientos científicos y los avances tecnológicos. Alguna de las historias que narran estos cuentos transcurren en lugares distantes y en un futuro más o menos lejano; otras, en cambio, se desarrollan en el mundo que conocemos y presentan situaciones que podrían ocurrir. A través de esas historias, muchos relatos de ciencia ficción abordan las consecuencias negativas que ciertos aspectos de la ciencia y la tecnología pueden provocar en el mundo y en las sociedades humanas.

Temas de la ciencia ficción

Entre los temas o motivos que tratan frecuentemente los relatos de ciencia ficción se encuentran los siguientes.
  • La existencia de universos paralelos, en los que los mismos personajes viven experiencias opuestas o los mismos hechos se desarrollan de maneras diversas.
  • Los viajes en el tiempo y a través del espacio.
  • Las catástrofes imprevistas que amenazan la existencia de la humanidad y otros seres vivos.
  • La manipulación genética.
  • Los seres extraterrestres.
  • La posibilidad de que un acontecimiento histórico haya ocurrido de forma diferente a como sucedió en la realidad.
Lenguaje

La narración de ciencia ficción hace uso de un vocabulario particular plagado de tecnicismos, palabras o expresiones específicas de un determinado ámbito científico; y neologismos, utiliza palabras inexistentes en el diccionario para nombrar las nuevas realidades que se describen, para las cuales todavía no existe un lenguaje. Todo esto contribuye a crear la atmósfera de la narración de ciencia ficción y crea verosimilitud en esa realidad creada. 

Personajes

Los personajes que aparecen son de dos tipos:
  • Los seres posibles en nuestro mundo: científicos, investigadores, exploradores, astronautas; todos estos representan la esfera científica. Pero también podemos encontrar hombres y mujeres comunes, son los "afectados" por la ciencia.
  • Los seres "imposibles" en nuestro mundo: alienígenas, robots inteligentes, androides, superhombres, seres extinguidos, entre otros. La historia puede desarrollarse sobre un personaje determinado, el cual se toma como el representante de esa especie, y lo que aparece representado es el destino de la especie en cuestión. 
Tipos de ciencia ficción

Dentro de las narraciones podemos encontrar dos tipos de ciencia ficción. Se basan en dos tiempos futuros diferentes en cuanto a la forma de vivir de los personajes y las modificaciones o alteraciones que han sufrido. 
Una visión optimista o utópica del futuro, la cual supone un alcance de la felicidad plena a partir de las conquistas científicas. Por ejemplo: La novela "Yo, Robot", de Isaac Asimov. También, "El hombre Bicentenario", película dirigida por , adaptación de la obra de Isaac Asimov.
Una visión pesimista, contra utópica o distópica, donde se plantea un futuro el cual el hombre, en lugar de salvarse, se pierde debido a los avances de la ciencia que traspasa los límites y no tiene en cuenta las consecuencias inhumanas de sus logros. Por ejemplo, la novela "Soy leyenda", de Richard Matheson, también llevada al cine por el director 


Bibliografía:
Programa Kapelusz nuevos desafíos: Lengua y Literatura: Prácticas del Lenguaje 2/ Isabel Vassallo.